Si eres entrenador o entrenadora, seguro que alguna vez te has preguntado qué hacer con tus porteros durante la sesión. ¿Te ha pasado que los tienes calentando en una banda, simplemente para que no molesten mientras trabajas con el grueso del equipo? Luego, cuando los necesitas, llegan fríos a las tareas de finalización y apenas se mueven.
Tranquilo, hoy te traigo una solución práctica, dinámica y muy efectiva: un partido acondicionado que integra a los porteros desde el inicio, les obliga a participar activamente y, al mismo tiempo, te permite trabajar conceptos tácticos globales con todo tu equipo.
Además, esta tarea te servirá para mejorar:
- La salida de balón
- La transición ofensiva
- La transición defensiva
- El rol activo del portero como hombre libre
- Las relaciones entre líneas en un contexto real de juego
Ponte cómodo, sírvete un café… ¡y vamos al campo!
El montaje de la tarea: dos zonas, un pasillo central y máxima participación
Planteamos un partido 11 contra 11, aunque puedes adaptarlo perfectamente a tu realidad: 9v9, 8v8 o incluso 7v7. Lo importante es la estructura:
- Dos zonas diferenciadas
- Un pasillo central donde nadie puede entrar
- Salida de balón en cada zona
- Porteros activos, siendo protagonistas con y sin balón
En un primer momento, los rojos comienzan con la posesión en su zona intentando construir desde atrás, mientras los amarillos presionan. La idea es reproducir un escenario real de salida de balón:
- Dos centrales presionados por dos delanteros
- Mediocentros marcados por interiores rivales
- Extremos controlando los laterales
- Y lo más importante: el portero actuando como hombre libre
El portero puede jugar en corto, filtrar, cambiar de orientación o atraer la presión para liberar a los centrales. Su participación es obligatoria y constante.
Reglas opcionales para enriquecer la tarea
Puedes establecer condicionantes como:
- Un mínimo de 2–4 pases antes de progresar
- Que todos toquen balón antes de superar la zona
- Dos circulaciones completas antes de avanzar
Todo dentro del pasillo delimitado. Nadie puede invadirlo durante la fase de salida.
Las transiciones: la clave para mantener a todos activos
Si el equipo defensor roba el balón, se activa de inmediato la transición ofensiva y puede finalizar rápidamente. Aquí el portero pasa de estar orientado a la salida de balón… a estar defendiendo en segundos.
Esta parte es fundamental para que no se “enfríen” y desarrollen un cambio de rol dinámico, tan necesario en el fútbol moderno.
El resto del equipo, por supuesto, debe reaccionar:
- Presión tras pérdida
- Repliegue
- Organización defensiva inmediata
Una vez finaliza la acción, reiniciamos desde el otro lado, invirtiendo roles: ahora los amarillos construirán desde atrás y presionarán los rojos.
Liberación del pasillo y superioridades en ataque
Cuando uno de los internos (mediocentro, mediapunta o incluso extremo) entra al pasillo central para recibir, obtiene ventaja porque no es seguido por los defensores. De ahí nace un ataque de 5 contra 5 o 6 contra 5, dependiendo de la incorporación de los interiores.
Esto permite:
- Trabajar rupturas
- Progresión
- Juego entre líneas
- El famoso “cuadrado mágico” tan popular en el juego posicional actual
Y, por supuesto, puedes adaptarlo a tu sistema:
- Línea de 4 en salida
- Salida de 3
- Doble pivote
- Un pivote + dos interiores
- Lo que mejor encaje con tu modelo de juego
Por qué esta tarea funciona tan bien con los porteros
Porque no se desconectan nunca. Participan todo el tiempo:
- En construcción
- En el pase corto
- En el pase intermedio
- En el pase filtrado
- Y en las transiciones defensivas
Ya no estarán parados 20 minutos esperando tiros. Son parte real del juego, toman decisiones, leen presiones y se activan física y cognitivamente.
Además, al alternar continuamente de zona, evitas que los jugadores de un lado se aburran y consigues que los mediocentros recorran metros, orienten el juego y participen en ambos sentidos.
Idea final: un entrenamiento más completo y dinámico
Esta tarea es una excelente forma de integrar a tus porteros dentro de un entrenamiento real, exigente y completo. Trabaja tu modelo de juego, tus estructuras ofensivas y defensivas y, sobre todo, la importancia del portero como primer atacante y último defensor.
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