¿Tu equipo recibe demasiados goles? ¿Notas que tus jugadores no son contundentes en los duelos y llegan siempre tarde a la presión? Entonces necesitas trabajar el marcaje individual, una de las bases más importantes de la defensa moderna.
En este artículo aprenderás una tarea práctica, sencilla y muy efectiva para mejorar el marcaje individual, la anticipación y la potencia aeróbica de tus jugadores. Además, podrás adaptarla a cualquier categoría o nivel, desde fútbol base hasta amateur o profesional.
Objetivo de la tarea: enseñar el marcaje individual y la presión al rival
El objetivo principal de esta tarea es que cada jugador aprenda a responsabilizarse de su marca directa, mejorando su capacidad para anticiparse, interceptar y reaccionar con velocidad ante las acciones del rival.
Además, esta tarea permite trabajar la condición física (especialmente la potencia aeróbica), ya que exige una intensidad constante en los desplazamientos y duelos individuales. Es perfecta para esos equipos que necesitan mayor agresividad defensiva y coordinación colectiva.
Organización del ejercicio
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Zona de juego: delimita un cuadrado o rectángulo de tamaño medio, según el número de jugadores y la edad.
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Comodines: coloca cuatro comodines exteriores (uno en cada lado) y, si es posible, uno interior. Cuantos más comodines utilices, más fluida será la circulación del balón.
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Emparejamientos: cada jugador del equipo defensor debe tener un rival asignado al que marcar de forma individual.
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Número de jugadores: puedes hacerlo con 3, 4 o 5 parejas, dependiendo del espacio y la categoría.
Esta estructura simple te permitirá trabajar tanto la defensa individual como la intensidad física en un entorno controlado.
Desarrollo de la tarea
Durante la tarea, el equipo con el balón (por ejemplo, las “cruces”) debe mantener la posesión combinando entre sí y con los comodines.
El equipo defensor (por ejemplo, los “cuadrados”) debe hacer marcaje individual sobre cada rival, buscando interceptar el balón o forzar errores.
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Cada jugador tiene la misión de seguir a su marca en todo momento, sin desentenderse de su posición.
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El entrenador puede puntuar las interceptaciones para reforzar el esfuerzo defensivo (por ejemplo, +1 punto por cada robo de balón).
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Los comodines actúan siempre a favor del equipo en posesión, fomentando la fluidez y el cambio de ritmo en el juego.
Esta dinámica se puede trabajar por tiempo, en bloques de 1 o 2 minutos, con pausas cortas para recuperación activa.
Progresión: añadir transiciones y finalización
Una vez dominada la tarea base, se puede introducir una fase de transición ofensiva y defensiva para acercarla aún más al juego real.
Por ejemplo:
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Cuando el equipo defensor (los “cuadrados”) roba el balón, deben realizar una transición rápida hacia una portería pequeña situada a un lado del campo.
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Los comodines se mantienen como jugadores ofensivos, ayudando en el ataque.
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El equipo que pierde el balón (las “cruces”) debe replegar con velocidad para evitar el gol.
De esta forma, los jugadores trabajan tres fases esenciales del fútbol:
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Defensa individual y anticipación.
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Transición ataque-defensa.
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Finalización rápida y repliegue.
Además, el ejercicio se convierte en una tarea completa técnica, táctica y física, ideal para mejorar la intensidad y la concentración del grupo.
Claves para el entrenador
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Duración recomendada: bloques de 1 o 2 minutos por serie, con descansos activos de 1 minuto.
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Rotaciones: intercambia los roles entre equipos (comodines, defensores y atacantes) para que todos pasen por las distintas situaciones.
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Enfócate en la actitud defensiva: corrige la orientación corporal, la distancia de marcaje y la lectura del pase.
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Variantes:
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Reduce el espacio para aumentar la intensidad.
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Aumenta los comodines para fomentar la circulación y el trabajo físico.
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Introduce metas de pases o goles para motivar la competitividad.
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Con pequeñas variaciones podrás adaptar la tarea a diferentes objetivos y niveles, manteniendo siempre la esencia: mejorar la defensa individual y la capacidad de anticipación.
Beneficios principales de la tarea
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Mejora la responsabilidad individual en defensa.
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Fomenta la anticipación y la lectura del juego.
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Incrementa la potencia aeróbica y la resistencia específica.
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Desarrolla la capacidad de concentración y toma de decisiones.
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Trabaja las transiciones, una de las fases más determinantes del fútbol actual.
En resumen, una tarea simple pero altamente completa, perfecta para incluir en tus sesiones semanales tanto en la parte técnico-táctica como en la preparación física.
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